Cocemos las alcachofas hasta que estén tiernas. Quitamos las hojas más externas y duras, y cortamos la punta y el tallo. Abrimos las alcachofas en forma de flor y les echamos un chorrito de zumo de limón para que no se oxiden. Ponemos abundante aceite en una sartén y calentamos a 180-190 grados aprox.
Mientras tanto vamos preparando la masa de la tempura. Mezclamos la harina de trigo, de maíz, el huevo y el bicarbonato con el agua súper fría hasta conseguir una masa ligera y un pelín grumosa. Es importante no batir en exceso la masa para no desarrollar el gluten y que así nos quede una tempura ligera. Untamos cada alcachofa en la masa de tempura, sacudimos el exceso y freímos hasta que estén doradas y crujientes. Tardan como 1-2 min aproximadamente en estar en su punto óptimo, lo notaremos porque la tempura se hincha ligeramente formando una ligera capa de rebozado.
Escurrimos en papel de cocina una vez doradas. Salpimentamos al gusto y añadimos un chorrito de limón. Colocamos en un cuenco un poquito de sriracha y ¡a comer!
La alcachofa es conocida en sus principales zonas productoras, como Tudela en Navarra, como la flor de la huerta, por su inconfundible forma. Por eso servirlas como si fueran flores abiertas es todo un guiño para los comensales más gourmet.
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