El valor simbólico del huevo se remonta a la Edad Antigua, época en la que se creía que el huevo era signo de fertilidad, por tanto, de vida. Por aquel entonces, se realizaban ofrendas a distintos dioses paganos al comienzo de la primavera, justo una temporada que coincide con la cristiana Pascua.
El valor simbólico del huevo se remonta a la Edad Antigua, época en la que se creía que el huevo era signo de fertilidad, por tanto, de vida. Por aquel entonces, se realizaban ofrendas a distintos dioses paganos al comienzo de la primavera, justo una temporada que coincide con la cristiana Pascua.
Siglos antes de que los huevos de Pascua fueran de chocolate, comenzaron siendo pintados. Y es que en la religión cristiana, en la Cuaresma, la época anterior a la Pascua, está prohibido comer carne, y a partir del siglo IX, la Iglesia empezó a considerar los huevos como carne.
Por tanto, el huevo de Pascua, surgió de una prohibición cristiana. Las gallinas, ajenas a preceptos religiosos, seguían poniendo huevos, y estos se conservaban. El domingo de Resurrección se levantaba tal prohibición y los huevos acumulados se regalaban.
Ofrecer una cesta de huevos frescos era un estupendo detalle; si, además, los huevos se pintaban se convertían en un vistoso regalo.
Esa costumbre derivó en los países cristianos en un juego de niños: por Pascua se vacían los huevos y se pintan, escondiéndose por los jardines y las casas para que los pequeños los encuentren.
O bien, los huevos son de chocolate, y se continúa con la tradición de esconderlos y encontrarlos para mayor disfrute de los niños.
En Francia, en días previos al domingo de Resurrección, se cuenta a los niños que las campanas se van a Roma para que el papa las bendiga y que, a su vuelta, suenan y sueltan huevos y campanas de chocolate el domingo de Pascua, golosinas que hay que encontrar.
En países como Alemania, Italia o Reino Unido la costumbre de esconder los huevos en el jardín o dentro de las casas pervive desde hace muchos años. También en varios países latinoamericanos como parte de su herencia europea.
En el norte de Europa existe una tradición de la que se tiene constancia escrita desde el siglo XVII, y que aún perdura en nuestros días: la del conejo de Pascua.
Este encantador conejo -otro símbolo tradicional de la fertilidad- es el encargado de regalar a los niños huevos de chocolate y de vistosos colores.
Esta es una de las tradiciones que más triunfan entre los pequeños de la casa, porque pocas cosas les gustan más que buscar por la casa o los jardines los brillantes huevos de chocolate y representaciones dulces del huidizo conejito. Haz la prueba con ellos esta Pascua y verás qué bien os lo pasáis todos en familia.
Disfruta con los tuyos de bocados típicos de la época. En la lista hemos seleccionado huevos y conejitos para los niños. Y para toda la familia, el postre más demandado de la Semana Santa.
Conejo y huevo se unen para hacer disfrutar a los más pequeños de la casa. Ambas piezas se elaboran con delicioso chocolate con leche.
Los huevos de Pascua de la gama Bluey se elaboran con chocolate con leche y aroma de vainilla. Con motivos divertidos en su envoltorio, en su interior albergan un regalito sorpresa.
Miguelañez se salta la tradición albergando una colección de huevos de Pascua de chocolate con leche en el interior de un osito transparente.
Con muy buen criterio, Miguelañez presenta estos huevos en miniatura en frasco de vidrio para facilitar el control de existencias y evitar que los niños sucumban ante una indigestión. Con el vidrio transparente, número de huevos controlado.
Huevos de Pascua en formato mini de distintos chocolates: miniaturas de chocolate negro, chocolate con leche y chocolate blanco para encajar con todos los gustos.
Un peluche para los niños que viene con sorpresitas dulceras: barritas de distintos sabores para deleitar paladares muy golosos.
Las conocidas barritas de chocolate se vuelven creativas y se recogen en un divertido conejo de Pascua. ¡Para el break de niños y mayores!
Los huevos los tiene Kinder todo el año por eso la Pascua la celebra interpretando al famoso conejito asociado a la Semana Santa para disfrute de los niños.
Ferrero Roche nos sorprende con un huevo ultragoloso relleno de los famosos bombones de la marca. ¡Rompe el huevo en mil pedazos y disfruta de todos sus bocados!
Estas torrijas clásicas, elaboradas en nuestro obrador con los mejores ingredientes, son el dulce que todas las familias esperan en Semana Santa.
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