Cuando tus vinos son reconocidos en todo el planeta como los mejores del mundo, y has ganado la reputación internacional de ser conocido como “el país del vino”, por algo será.
Concretamente por siglos de tradición, que se remontan a la época de la expansión griega por el Mediterráneo, cuyos comerciantes introdujeron el cultivo de la vid en la actual Francia entre los siglos VII y VI a.C. La diversidad de suelos y microclimas, y el savoir-faire de generaciones de artesanos viticultores, han convertido a los vinos de Francia en ejemplo de elegancia y complejidad, y en el primer país productor del mundo.
A lo largo de la Edad Media, tanto los monasterios como la nobleza ayudaron a desarrollar la viticultura francesa y a posicionarla en lo más alto. Un evento de gran importancia para los vinos franceses se produjo a mediados del siglo XIX, cuando el emperador Napoleón III, para celebrar la Exposición Universal de París de 1855, pidió la creación de un sistema de clasificación de los mejores vinos de Burdeos que los visitantes a la exposición iban a probar. Fue así como nació la histórica Clasificación oficial de vino de Burdeos de 1855, la primera del mundo donde se dividieron los vinos en cinco categorías.
En Francia se encuentran unas 76.000 bodegas. Y los viñedos franceses se dividen en 14 regiones vinícolas, cada una con sus particularidades y prácticas de cultivo. La más grande de todas en extensión y en producción de botellas es Languedoc-Rosellón, con 2.260 kilómetros cuadrados de superficie. La calidad de los vinos franceses se certifica con la Appellation d'origine contrôlée (AOC), una etiqueta que certifica que todas las etapas de fabricación de un producto se llevan a cabo en la misma zona geográfica y según el saber hacer histórico de esa zona.
Para este reportaje de vinos franceses hemos seleccionado algunos de los mejores que puedes encontrar en nuestro Supermercado, y nos hemos centrado en zonas vinícolas del máximo prestigio. La zona del Valle del Ródano, en el sureste de Francia, es famosa por sus vinos potentes y aromáticos. Te presentamos dos grandes tintos de esa zona: el Châteauneuf du Pape, de la bodega Vignerons de l’Enclave, que es un tinto elaborado con mourverdre, syrah y garnacha, de color rojo picota, sedoso intenso y amplio; y el Artesis, de la AOC Côtes du Rhône, de la bodega Ogier, que además de las tres uvas anteriores también se elabora con roussanne, marsanne y garnacha blanca, y tiene recuerdos a chocolate, frutos rojos y vainilla.
Seguramente, las zonas de Burdeos y Borgoña son las dos más prestigiosas de los vinos franceses. La zona de Burdeos, en el suroeste del país, a la orilla del río Garona, es reconocida por sus excelentes vinos de ensamblaje, y se caracterizan por su elegancia y gran capacidad de envejecimiento. De Burdeos te presentamos un par de grandes vinos: el Cheval Noir, elaborado con merlot, cabernet Sauvignon y franc, potente y de taninos marcados. El Château Fleur de Jean Gué, que une la merlot con la cabernet franc, resulta un tinto afrutado, con predominio de los frutos rojos, la vainilla y el roble.
La región de Borgoña es célebre por ser la cuna de dos de las uvas más famosas del mundo: la Pinot noir y la Chardonnay, y te traemos un vino de cada tipo. Como ejemplo de la Pinot noir hemos seleccionado Les Essentielles de Mancey, un tinto brillante, de sabor suave gracias al equilibrio de sus taninos. La uva Chardonnay es posiblemente la uva blanca más famosa del mundo, y con ella se elabora el Laroche Saint-Martin, en la zona de Chablis, que es un blanco fresco y vibrante, de acidez refrescante, con una textura limpia y larga persistencia.
Y si seguimos con los vinos blancos, nos trasladamos a la región del Valle del Loira, ubicada en el centro de Francia y reconocida por su elegancia en la producción vinícola. Sus vinos blancos son excelentes, como el The Pebble, un Sauvignon blanc muy fresco con aromas a melocotón y piña. Y de la región de Provenza, en el sureste del país galo, nos llega Studio, de Miraval. Se trata de un blanco monovarietal de uva vermentino muy elegante, ideal para tomar bien frío, con sus aromas a limón y hierbas mediterráneas.
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